Entrevista con Jonathan Lethem

Con motivo de su última novela titulada Dissident Gardens, tradujimos fragmentos de esta entrevista con Jonathan Lethem, autor que publica mucho, pero cada que lo hace recoge buena recepción en el mundo editorial. Dissident Gardens aborda las dudas existenciales de la generación anterior a Lethem, sobre todo las de sus familiares a mitad de siglo veinte, cuando los dogmas políticos y religiosos comenzaban a minar el ánimo de los individuos. En este sentido, Lethem explora la vida de su madre y su abuela, llamada Rose, una comunista judía que se desencanta de su ideología cuando la expulsan del partido por mantener relaciones con un hombre de color, y nos lleva al Brooklyn de los años 50.

Rose Zimmer es una mujer soltera e independiente con una hija, Miriam (madre de Lethem), quien abandona a su madre para mudarse a Greenwich Village y casarse con un cantante de folk (personaje basado en el autor). La locutora de radio para NPR, Terry Gross, platica con Lethem acerca de la dificultad para escribir sobre las experiencias sexuales de la abuela y su madre y lo que significó crecer en una época tan contradictoria. Aquí, además, pueden leer un fragmento de Dissident Gardens, novela cuya portada ya antoja a cualquier lector.

Sobre por qué decidió escribir un libro acerca de su familia

Yo sabía que tenía una especie de legado porque crecí en una familia de protestantes y realmente nunca había pensando en eso. Quería explorarlo y pensarlo… Me sentía listo para explorar la extraña y solitaria existencia de mi abuela en Sunnyside, Queens, así que esas curiosidades me ayudaron a introducirme en ese pasado.

Sobre las complejidades de los romances de su abuela

Todas las declaraciones que ella hace, así sean nobles o heroicas, tienen una cualidad sexual, en ella misma incluso, y es algo que ella no reconocería. El otro punto es que ellas [la  madre y la abuela] eran figuras de autoridad… Así que estas dos personas, en la misma medida que eran  socialistas, también se sentían atraídas por los presidentes, los policías, los alcaldes, los jueves, incluso los sacerdotes… Y aquí es donde se complica la personalidad de ella: le encantan los hombres uniformados.

Sobre las creencias religiosas y las ideas políticas de la abuela

Qué situación tan tormentosa ser una mujer intelectual en esa generación y haber crecido con esta enorme identidad, pero era una identidad fundada en una creencia que ella misma no podía sostener. Era tremendamente secular. Amaba la cultura, amaba los libros y todas las cosas que les interesan a los judíos, sin embargo le era imposible creer en el dios judío, en cualquier dios, y esto le generaba una culpa.

Le enfurecía que las demás personas no vieran estas obviedades, las cuales sustituyó en algún punto, me parece, por otras creencias, como el humanismo. Y además me parece que en un momento dado ella fue una comunista comprometida… porque era una convicción. Y, como cualquier persona que estudia la historia del comunismo lo sabe, es muy similar a la religión: conduce a la pasión y muchas veces a la pasión irracional.

Entonces todo eso es un total lío para ella y quizá algunas de sus creencias tardías la decepcionaron, la decepcionaron descorazonadamente. Todos los dioses mueren: el dios de la literatura la traiciona, el dios del socialismo la traiciona.

Me interesaba escribir un libro acerca de alguien que se apasionara en cuestiones de libertad teórica. Ella se comprometió con la diversidad… porque la diversidad fue algo heroico para ella.

Sobre crecer en una comuna donde la desnudez es cosa normal

No se debería subestimar la habilidad humana para clasificar las cosas y categorizar y crear excepciones. Yo tenía las clásicas curiosidades de adolescente sobre los misterios del cuerpo de las chicas con las que iba a la escuela; una ojeada al tirante de sus sostenes podía volverme loco, pero al mismo tiempo, cuando iba a casa y subía al estudio de mi papá y me sentaba a su lado, dibujaba el cuerpo desnudo de una modelo por horas. Pero eso era arte, eso era otra cosa.

O a veces iba a tomar un baño con mi prima a su comuna porque ella tenía un baño muy grande, y eso me parecía muy interesante, además de excitante. Sin embargo, mantenía este tipo de cosas estrictamente organizadas para que funcionaran, así que cada una tenía una realidad diferente.

Sobre cómo sus padres y su abuela lo influenciaron para tener un sentido de identidad

La actitud de mis padres hacia la visión del mundo en que ellos anhelaban vivir era una actitud frustrada, mientras que la actitud de mi abuela, me parece, hacia sus creencias visionarias y su idealismo era la actitud de alguien que había sido traicionada.

Crecí en un ambiente con muchas opciones que me permitían identificarme con muchas cosas, pero al mismo tiempo escuchaba este mensaje, este contradictorio mensaje que mi abuela me susurraba: “no importa quién seas, cuando los nazis lleguen, serás un judío. Te marcarán con la estrella amarilla, así que no importa si vas a una escuela religiosa, o si no crees en Dios, o si yo no creo en Dios. Estamos atrapados».

Sobre sus convicciones políticas

Soy muy incoherente. Voy por la vida creyendo que tengo convicciones sólidas y coherentes y que se reflejan claramente en mi comportamiento, en mis decisiones y mis palabras mucho más de lo que sospecho. Me identifico con una vida política sin vivir una vida política exitosa, creo.

A veces tengo actitudes titubeantes, lo que tiene un gran peso en el momento. Escojo una causa y colaboro con ella en lo que puedo en este lío que llamamos vida, sin embargo a veces divago bastante. No tengo una postura clara definitivamente.

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