Rimbaud en Java

En Argentina se acaba de publicar la traducción de un libro fascinante sobre el poeta Arthur Rimbaud, pero no se trata de un estudio académico ni de un elogio poético sobre la obra y persona del poeta francés, uno más de esos miles que existen. Rimbaud en Java, el viaje perdido, del crítico y también escritor norteamericano Jamie James, habla sobre el momento más oscuro en la biografía de Rimbaud: su viaje al Oriente. A través de una reconstrucción histórica y documental, la cual casi es nula pues no existen datos precisos debido al supuesto pseudónimo que utilizó Rimbaud para registrarse en el barco que lo llevó a la isla, James logra trazar algunas suposiciones sobre sus actividades, sus viajes a pie, sus razones para emprender el viaje y la fascinación que Rimbaud tenía por el Oriente desde su infancia. La Revista Ñ entrevistó a Jamie James con motivo de la traducción y aquí están algunas de las respuestas. Por acá encontrarán una reseña del libro más detallada por Francisco Serratos.

—En algún momento quiso hacer una novela con este material. ¿Qué le impidió seguir este plan original? ¿Fue por un desdén de usar personajes reales dentro de una ficción?
—No necesariamente. Obviamente, no me negaba a la idea de hacer una novela, ya que inicié el proyecto determinado de completarlo. ¿Sabes lo que realmente me frenó? Hacer hablar directamente a Rimbaud. Porque él era un genio sumamente original. La única cosa que realmente podías predecir sobre él era su imprevisibilidad. Por lo tanto, intenté crear una novela sin diálogo, pero eso se volvió muy pretencioso. Parecía un truco. Después traté de hacer algo muy difícil, un planeamiento posmoderno: intenté usar para sus diálogos solamente palabras que Rimbaud mismo había usado.

—Al principio, por más que se lo alababa como un gran poeta, se ignoraban ciertos aspectos fundamentales de su persona…
—Es verdad. Por ejemplo, en el momento en el cual yo leí por primera vez Una temporada en el infierno, el lector tenía muy poca ayuda. Se sumergía en el hecho de que en gran parte era un poema sobre su relación con Verlaine. Se leían los libros de Wallace Fowlie (fue uno de los primeros críticos y traductores importantes de Rimbaud en los Estados Unidos) ni siquiera podías darte cuenta de que Rimbaud era homosexual.

—¿Cuán importante es la homosexualidad de Rimbaud en cuanto a la devoción que inspira? Para Edmund White, uno de sus recientes biógrafos, fue una de las razones por la cual se enamoró del poeta de joven…
—No es lo más importante. No creo que yo haya sido atraído a Rimbaud por ser gay, aunque posiblemente tuvo algo que ver. Pero, volviendo a la penúltima pregunta, aún hoy hay un puritanismo cuando se habla de Rimbaud. En las antologías no se incluye el “Soneto al culo” que escribió con Verlaine. Di un seminario universitario hace poco sobre Rimbaud y hasta yo me encontré sintiéndome un poco puritano… les advertí que podría resultarles incómodo por momentos.

—Volviendo a su relación con Verlaine. ¿No le asombra que haya aguantado tanto abuso psicológico y físico de Rimbaud?
—Ah, pero alternaba con momentos de gran ternura y afecto. Hace falta recordar que hubo pilas de cartas que fueron quemadas por Madame Verlaine. No tenemos la historia completa de esa relación. Sin embargo, Rimbaud tuvo su costado psicopático. Era más que meramente difícil. Me voy por las ramas, pero el problema de hablar sobre Rimbaud como persona es que hubo tantas fabulaciones creadas a su alrededor. El creaba fábulas sobre él mismo, cuando se fue de Europa sus amigos crearon fábulas, cuando murió su hermana creó su fábula del hermano… Entonces es difícil saber cuál es la verdad. Es obvio, sin embargo, que fue extremadamente antisocial y que odiaba cualquier tipo de autoridad, en particular la autoridad intelectual. Pero me imagino que tiene que haber tenido un enorme encanto físico. No me refiero solamente a su belleza. Es obvio que representaba un ideal sexual para Verlaine.

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